La enorme concentración de poder empresarial y monopólico está profundizando la desigualdad a nivel mundial, en base a explotar a sus trabajadores, evadir y eludir impuestos, privatizar los servicios públicos y acelerar el colapso climático. La contracara es un nuevo modelo de empresas que, sin dejar de generar beneficios económicos, tienen un impacto social y ambiental positivo. Aquí se presentan tres casos.