¡Hola! Líderes del sector productivo compartieron experiencias exitosas en la prevención del trabajo infantil junto a la a ONG latinoamericana Desarrollo y Autogestión (DYA), durante el evento «Cómo Hacen los que Hacen». El Comité Argentino de Arándanos, la Cámara de Molineros de Yerba Mate y la empresa limonera Citromax, destacaron los logros alcanzados mediante la implementación del Sistema de Cumplimiento Social (SCS), una iniciativa concreta para la erradicación del trabajo infantil en Argentina.
Tres sectores logran transformar la realidad del trabajo infantil en zonas rurales
La mayoría de los niños o niñas que trabaja, lo hace en la propia familia, en parcelas familiares, o bien, por efecto del empleo de sus padres o madres debiendo asumir tareas domésticas o de cuidado intensivas para garantizar el sostenimiento de la fuente de trabajo del adulto. Dichas formas de incorporación a estas cadenas productivas producen (sospecha de) situaciones de trabajo infantil (TI) o trabajo adolescente (TA) no protegido. Estas, en muchos casos, generan la interrupción de su desarrollo y acceso a derechos.
Se entiende por trabajo infantil a toda actividad realizada por personas menores de 16 años en todas sus formas, exista o no relación de empleo contractual y sea esta remunerada o no. Y por trabajo adolescente a toda actividad realizada por una persona que tenga entre 16 y hasta 18 años. El TA, de acuerdo con la Ley 26.390, está permitido en la República Argentina, con restricciones a efectos de su protección.
Según la última Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes, el 10 % de los niños y niñas de 5 a 15 años realizan al menos una actividad productiva, con mayor incidencia en las áreas rurales. En el caso de los adolescentes de 16 a 17 años, el 29,9 % realiza al menos una actividad productiva, aumentando su incidencia en los ámbitos rurales (43,5 %).
La problemática ocurre en el marco de economías locales y regionales de proyección internacional –por ejemplo, del sector agrícola– también caracterizadas por el alto grado de informalidad y la fuerte rotación de trabajadores. Estas economías, en muchos casos, se apoyan sobre el trabajo familiar intensivo, generando contextos propensos a la presencia de TI y TA. Con frecuencia, la incorporación de niños, niñas y adolescentes en dinámicas de trabajo se da desde temprana edad, esto último a veces entendido socialmente como “juego” o “ayuda”. Estas situaciones, muchas veces invisibilizadas y normalizadas, conllevan a una progresiva naturalización del trabajo y a una aceptación cultural que se ancla en factores de transmisión intergeneracional, que hacen complejo identificar al TI y TA como problemas sociales que involucran a las empresas.
DYA Argentina realizó un análisis de los sistemas productivos del arándano, la frutilla y el limón y se identificaron distintos hallazgos significativos respecto al trabajo infantil y adolescente. En el caso del arándano, la cosecha es la etapa del proceso con mayor probabilidad de encontrar trabajo infantil y adolescente no registrado, aunque en el empaque también pueden darse casos en una proporción mucho menor. Los diferentes actores entrevistados coinciden en que los casos de trabajo adolescente no registrado son más frecuentes que los de trabajo infantil. Los productores, en general, evitan contratar a menores de 18 años, a pesar de que la normativa permite trabajar desde los 16, debido principalmente al desconocimiento de las leyes y del proceso administrativo necesario para registrar el trabajo adolescente protegido.
No es común que los contratos entre productores y contratistas incluyan regulaciones contra el trabajo infantil o adolescente no registrado. Los contratistas informales tienden a reclutar más niños, niñas y adolescentes (NNyA) que los contratistas formales, y por lo general no se controla si los adolescentes están registrados. Además, no se realiza un control diario del DNI de los trabajadores, identificándose a los menores solo por su apariencia. Generalmente, los niños y adolescentes no registrados ingresan a trabajar acompañados por un adulto, que puede ser un familiar o conocido, y su participación en la cosecha aumenta los fines de semana, llegando incluso a faltar a la escuela para trabajar, especialmente los jueves y viernes. Las instituciones que brindan capacitación sobre trabajo infantil son escasas y no llegan a los contratistas, quienes además representan un riesgo adicional debido a las condiciones del transporte utilizado para desplazar a los cosecheros a las plantaciones.
En la producción de frutilla, la mano de obra empleada debe adaptarse a los ritmos de trabajo debido al rápido marchitamiento de la fruta, lo que lleva a una intensa competencia entre los trabajadores para la recolección. La fase de la cosecha presenta una mayor probabilidad de encontrar trabajo adolescente en las quintas debido a la alta demanda de mano de obra. En este momento, es común que los menores ingresen a los campos evadiendo los controles existentes. Los niños y adolescentes no registrados suelen entrar a trabajar acompañados por un adulto, generalmente un familiar, y esta participación aumenta los fines de semana y durante el receso invernal en Tucumán. Los riesgos para la salud en las quintas están vinculados a la manipulación de agroquímicos sin protección, golpes de calor, deshidratación y la postura corporal durante la recolección. En los empaques, los riesgos incluyen temperaturas bajas constantes, ruidos ensordecedores de las maquinarias, largos períodos de pie y movimientos repetitivos.
En la producción de limón, la fase de la cosecha también es la etapa con mayor probabilidad de encontrar trabajo infantil o adolescente debido a la alta demanda de mano de obra. Durante este periodo, es común que los menores ingresen a los campos evadiendo los controles existentes. En las plantaciones familiares, los niños y adolescentes participan como parte de la tarea familiar sin ningún control por parte de las cooperativas, en caso de estar organizados de esta manera. Las empresas grandes y medianas contratan cuadrillas para la época de cosecha, pero no es habitual que los contratos incluyan regulaciones contra el trabajo infantil o adolescente no registrado.
Logros para reducir el trabajo infantil
El Proyecto Producción Agrícola Responsable (P.A.R.) liderado por DYA Argentina, forma parte de un proceso de debida diligencia para la prevención del trabajo infantil implementado por más de 14 empresas productoras de arándano, yerba mate y limón. Desde su inicio en 2019, P.A.R. demostró cómo la colaboración entre organizaciones no gubernamentales y empresas puede prevenir el trabajo infantil y transformar positivamente el modelo de negocio, tal como lo evidencian las certificaciones obtenidas en los sectores de arándanos, yerba mate y limón. «Entendimos desde nuestra perspectiva desde la sociedad civil que el sector productivo es un actor clave, que debe ser socio, y que con su compromiso puede contribuir a que la realidad cambie. Sin las empresas, no es posible el cambio real», afirma Maró Guerrero, directora de DYA Argentina.
Dentro de los logros, se destaca que el Sistema de Cumplimiento Social fue adoptado por 14 empresas, con 36 certificados emitidos por IRAM entre 2022 y 2024, consolidando así las prácticas agrícolas responsables. Además, más de 1.500 trabajadores y 25 empresas contratistas fueron sensibilizados y capacitados sobre la prevención del trabajo infantil, con 2.500 monitoreos realizados para detectar y prevenir situaciones de riesgo.
3 preguntas a Marcos Evangelista de Moraes (Cafú), embajador de Makakooo, una marca de camisetas que lucha contra el racismo
¿Cómo surgió la idea de crear Makakooo?
Makakooo nace del sueño de combatir los actos racistas a partir de la creación de una marca con propósito activo, donde se busca cambiar la connotación negativa que tiene la palabra ‘macaco’ para referirse despectivamente a las personas por su color de piel para darle un giro a esa expresión y convertirla en un mensaje poderoso y unificador: ‘Makakooo’, como nombre de la marca. Esta iniciativa no se centra solo en el fútbol, sino en cómo podemos alzar la voz para que este tipo de conductas no sigan ocurriendo en ningún espacio de la sociedad y enviar un mensaje de que todos pertenecemos a una misma raza: la raza humana.
¿Cuál es el propósito principal de Makakooo y qué objetivos se han planteado a corto y largo plazo?
A corto plazo, a través de las ventas que logre la marca con los buzos de capucha y las camisetas, Makakooo aportará el 15% de las ganancias a la Fundación Tiempo de Juego de Colombia, Action for Compassion de Ghana y Ecoar das Vozes Arte e Cultura de Brasil, tres ONGs que activamente combaten el racismo desde sus iniciativas. A largo plazo se espera que “Makakooo” se convierta en un referente global en la lucha contra el racismo y, así, generemos un cambio real en nuestra cultura.
¿Qué acciones específicas planean implementar en Argentina para combatir el racismo?
Yo creo que estamos preparados para hacer historia. Tenemos todas las herramientas para convertir a “Makakooo” en una verdadera declaración antirracista. Cada venta de nuestros productos representará una ayuda real a fundaciones, donde esperamos ir teniendo un impacto real medible. Argentina es un país donde la pasión por el fútbol es grande y esperamos que las figuras del fútbol puedan dar voz a esta movida.
ClicMayores capacita a adultos de más de 60 años en el mundo digital
La organización se dedica a la inclusión digital de adultos mayores. Ya participaron más de 10.000 personas de la región por los cursos que ofrece la iniciativa. Lee la nota acá.
Para tomar nota
Club de Reparadores x América Latina es un programa de capacitación para grupos comunitarios, que busca promover la cultura del cuidado y la economía circular a través de la reparación. Buscan agentes de cambio de 20 localidades de América Latina para participar en un programa de capacitación 100% online y gratuito, con el propósito de brindar herramientas y crear red para impulsar acciones territoriales que promuevan una agenda de reparación y cuidado.
El programa gratuito de capacitación tendrá una duración total de tres meses: de septiembre a noviembre de 2024. El programa está destinado a grupos, equipos u organizaciones con ideas y ganas de impulsar un cambio cultural y de paradigma en sus comunidades a través de la reparación como práctica de cuidado. Más información acá.
Hasta aquí llegamos hoy. Los leo en [email protected]
Flor.