Hace cuatro años, durante la pandemia, se conformó un consorcio con distintos actores, que se encargó de elaborar un proyecto que pudiera dar cuenta de las distintas miradas que aborda el territorio del Parque Nacional Lanin en la provincia argentina de Neuquen. El principal objetivo es la conservación del ecosistema biocultural del Pewen.
La iniciativa, que se conoce como Proyecto Pewen, pudo llevarse a cabo aplicando a un fondo de financiamiento otorgado por una fundación suiza. La Araucaria Araucana (Pewen), que puede llegar a vivir 1200 años, representa todo un símbolo para las comunidades mapuches, quienes conviven con ellas desde siempre y se encuentra en peligro de extinción.
La iniciativa está enmarcada en el Programa Pewen, que tiene más de 20 años funcionando en el territorio del Parque Nacional Lanin. El grupo de trabajo está integrado por el Consejo zonal Pewenche (organización política integrada por siete comunidades indígenas), la Corporación interestadual Pulmani, la Dirección de Bosques de la provincia de Neuquen, el Parque Nacional Lanin, la Asociación Propatagonia y la ONG Amigos de la Patagonia.
Dentro de la mesa de trabajo para darle curso al proyecto, cada actor tiene un rol específico y saberes significativos propios. En la etapa de diseño del proyecto, Elida Turco, licenciada en Biología e integrante del Departamento de Conservación y Manejo del Parque Nacional Lanin, cuenta que cada integrante del consorcio, tenía su interés propio y fue así como lo plasmaron para poder darle voz a todas las partes involucradas.
Una vez conseguido el dinero, la primera instancias el trabajo, tuvo lugar en conjunto con las comunidades mapuches que habitan el territorio, el cual también es jurisdicción de Parques Nacional. Es por este motivo que se llevó adelante una política de co-manejo en lo referido a los ejes de conservación, turismo responsable, ganadería y otros. En relación a este punto, Turco afirma: “Son todos acuerdos que se hacen con las comunidades para poder conservar y convivir en ese mismo territorio. No es una invitación, es una línea de trabajo conjunta”.
El Consejo Zonal Pewenche está conformado por las siguientes comunidades mapuches: Aigo, Ñorquinco, Currumil, Puel, Catalán, Epu pewen y Poi Pucon. Todas ellas conviven diariamente con el Pewen y, parte de su cosmovisión, implica que este árbol es sumamente sagrado. También se destaca que utilizan los piñones del Pewen para alimentarse y realizar sus ceremonias.
Otro interés del grupo reside en la restauración de las áreas que sufrieron incendios forestales. Lo llevan adelante gracias a la realización de plantines de Araucaria Araucana que elaboran en los viveros comunales. Cuando los plantines están listos para ser plantados, tanto locales como voluntarios, convocados por la Asociación Amigos de la Patagonia, llevan adelante esta tarea. Entre abril y mayo se plantaron 3.200 ejemplares.
Por su parte, la Dirección de Bosques de la provincia de Neuquén focalizó sus esfuerzos en la prevención de incendios y restauración de áreas incendiadas. Lo llevaron adelante capacitando a integrantes de las comunidades mapuches y otorgándoles un sueldo, para que pudieran desempeñarse como agentes de prevención de incendios en el territorio, como también hacer campañas con los turistas que visitan el Parque. Además de las capacitaciones, se otorgaron recursos materiales para llevar adelante las tareas y estar comunicados.
La trasmisión de saberes en las escuelas rurales, a las que concurren niñas y niños de las comunidades, también integra una de las principales líneas de trabajo del consejo zonal. Tal es así que se desarrollaron una serie de cuadernillos en lengua mapuche y castellano.
Por otra parte, dentro de las personas que integran la Corporación interestadual Pulmani, hay integrantes que tienen el rol de “protector del pewen” y recorren el territorio para conocer el estado de los árboles y detectar cualquier situación que pueda generar una alerta. Realizan campañas de control de especies exóticas, estudian cómo la leña de pino, que tiene mucha resina y puede prenderse fuego, puede convertirse en un recurso viable de utilizarse como fuente de calor en invierno, luego de realizar tareas específicas de secado.