En el kilómetro 943 de la ruta nacional N°14, cercano a la localidad de Salto Encantado y Aristóbulo del Valle, en la provincia de Misiones, se encuentra la “Biofábrica Reverdecer”. Este proyecto llevado adelante por integrantes de la Asociación Civil Mujeres Soñadoras, está enfocado en convertir residuos agropecuarios en bioinsumos que mejoran la fertilidad del suelo y reducen la contaminación.
La biofábrica pudo concretarse luego de muchos años de trabajo asociativo y gracias a la firme convicción de los beneficios de la agroecología. Hoy, elabora y comercializa bioinsumos que son destinados a productores de hortalizas, tealeros y yerbateros de la zona. Su capacidad productiva es de 40.000 kg por mes.
“Los insumos para el preparado los acercan los productores de la zona. En el caso de la Asociación Civil Mujeres Soñadoras, ellas entregan estiércol vacuno y luego retiran el abono listo para ser utilizado. El mismo puede destinarse a todo tipo de cultivos porque mejoran el suelo, aunque su principal uso se da en hortalizas. También se lo puede aplicar para la producción de la yerba mate”, explica Fernando Puzzo, responsable provincial del proyecto Somos Red, una plataforma que genera sinergias entre distintos sectores para favorecer una transición ambiental justa.
En el predio gestionado por la Asociación Civil Mujeres Soñadoras, funciona la biofábrica y un vivero de especies nativas. Allí se elaboran los productos como compost, bocashi, biofertilizantes líquidos y caldos minerales, a partir de residuos locales. Según define el Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario, un bioinsumo es todo producto biológico que consista o haya sido producido por microorganismos o macroorganismos, extractos o compuestos bioactivos derivados de ellos y que estén destinados a ser aplicados como insumos en la producción agropecuaria, agroalimentaria, agroindustrial, agroenergética e incluso en el saneamiento ambiental agropecuario.
“Queremos que los y las jóvenes se queden en la chacra, que vean que hay futuro en la ruralidad. Nuestro trabajo promueve el arraigo, el cooperativismo y el protagonismo de las mujeres en la economía”, afirma Marianela Scharshinger, también parte del equipo.
Desde el enfoque de la economía circular, la Biofábrica Reverdecer convierte desechos problemáticos en soluciones ecológicas, con impacto comprobado: chacras en transición agroecológica, suelos regenerados, nuevos mercados y empleos verdes en crecimiento. La articulación con universidades, redes de productores y otras organizaciones ha permitido escalar el modelo y compartir aprendizajes.Esta iniciativa fue recientemente reconocida por el Desafío Innovación para el Norte Grande Argentino (DINN), que seleccionó a la Biofábrica Reverdecer como uno de los proyectos ganadores, otorgándole un financiamiento que permitirá fortalecer su desarrollo y replicabilidad.
La organización Asociación Civil Mujeres Soñadoras está integrada por más de 50 familias y está liderada por mujeres. Una de las principales tareas que desarrollan es la producción y venta de mermeladas totalmente artesanales a partir de la cosecha de frutos nativos autóctonos de la selva misionera. En muchos casos las recetas fueron recuperadas de sus abuelas y, así, ellas encontraron una manera de solventarse económicamente.
Algunos de los frutos utilizados son: Jaboticaba, nativo de la zona, de sabor agridulce, con pulpa blanca y jugosa; Pitanga, un pequeño fruto color rojo o púrpura que se vuelve brillante cuando madura; Caraguatá, fruto de la planta que también se usa para la elaboración de miel; y Guavirá, uno muy pequeño y de color naranja, que fue reconocido en el 2019 como fruta por el gobierno provincial, lo cual supuso una modificación en el código alimenticio y permitió su recolección y utilización. Además de la venta de las mermeladas con frutos nativos, desarrollaron la línea “Mermeladas de la Chacra” que son confeccionadas mediante la utilización de productos obtenidos de las chacras misioneras. En esta categoría se destacan el mamón, kinoto, marucuyá, chuchú, durazno, grosella, naranja y zanahoria.
Cabe resaltar que, las semillas restantes del proceso de recolección de frutos, se usan para generar nuevos ejemplares, como también para enriquecer áreas degradadas e intentar trasladar el bosque nativo a los sectores de monocultivos de yerba, caminos, potreros. Gracias a este trabajo artesanal, las áreas perjudicadas tienen la posibilidad de regenerarse. En el año 2019, la Secretaría de Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial del Ministerio de Producción les otorgó la autorización para hacer uso del sello “Producido por la Agricultura Familiar”.
Algarrobo en el norte argentino
Otro propuesta que busca la regeneración del territorio es la desarrollada por Producciones Nativas S.A.S., empresa de Santa Fe con más de diez años de experiencia en manejo de bosques nativos. La empresa lleva adelante un proyecto para fortalecer el sistema productivo de harina de algarroba en distintas provincias del Norte Grande Argentino. El objetivo es mejorar la producción y comercialización de este alimento, ancestralmente utilizado por comunidades indígenas y criollas, generando ingresos para pequeños productores y aportando a la valorización del bosque nativo.
A través de la marca Mapic, que en lengua Qom significa algarrobo, buscan generar valor agregado a las plantas nativas y generar un impacto social y ambiental positivo. La cosecha y recolección del fruto del algarrobo, es realizada manualmente por productores que le venden a la empresa, la materia prima. Esto permite asegurar una producción controlada y continua sin dañar el ecosistema, posibilitando también potenciar el consumo y la comercialización, fortaleciendo así economías locales en el norte de Argentina y la inclusión laboral de familias.
Gracias a la articulación con la Asociación Cultural para el Desarrollo Integral (ACDI) y el Programa de Documentación, Conservación y Valoración de la flora nativa de la Universidad Nacional del Litoral (PRODOCOVA), la empresa continúa promoviendo el desarrollo de nuevas líneas de trabajo con productos forestales no madereros, relacionándose también con actores del Gran Chaco Argentino, focalizados en la producción eficiente y sustentable. Un ejemplo de esto se observa en el destino que le dan a los frutos que no califican para ser procesados como harina, destinandolos a la elaboración de alimento balanceado para ganado vacuno, evitando así su descarte.
Recientemente, la empresa Producciones Nativas participó del workshop de Innovación Forestal, impulsado por ACDI, un encuentro que reunió a referentes del sector productivo, expertos en innovación y representantes de la Unión Europea con el fin de generar acuerdos estratégicos y promover nuevas oportunidades de negocio. En este marco, la empresa fue reconocida con el premio Impacto Verde, por el cual obtuvo financiamiento para llevar adelante el trabajo de inclusión laboral y social que desarrollan junto a las comunidades indígenas y pequeños productores en cinco provincias del norte argentino.
Dentro de sus principales objetivos se destaca la transferencia de tecnología y conocimiento a distintas comunidades de Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Chaco y Santa Fe. En este sentido, Miguel Forni, integrante de la empresa profundiza: “No queremos solo producir harina, sino facilitar el camino para que las comunidades puedan hacerlo por sí mismas y comercializar con éxito».
Durante 2023, llevaron adelante tareas asociadas a plantación de 1.000 árboles nativos en Santa Fe, para incrementar la presencia de los mismos, como también la producción de 1.200 plantines de algarrobo blanco, los cuales fueron donados a productores, organizaciones, reservas naturales y proyectos de reforestación en distintos puntos de la provincia, en el marco del PRODOCOVA.
La harina de algarroba se elabora tanto para consumo humano como animal, y también en fracciones utilizadas en la elaboración de fertilizantes orgánicos. Según indican desde la empresa, en la última década se observa una revalorización del consumo de frutos nativos como el algarrobo, y hay un creciente interés en centros de salud por sus propiedades nutricionales y su condición de alimento libre de TACC.