En una época en la que los efectos del cambio climático se hacen sentir cotidianamente a través de temperaturas extremas o fenómenos meteorológicos como las recientes inundaciones en Bahía Blanca, se impone una mirada sustentable, incluso en los procesos de producción como la agricultura.
En ese camino Knorr, la marca líder de la división de alimentos de Unilever, viene trabajando con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desde hace 30 años en una articulación público-privada, y desde hace tres están explorando las prácticas de la agricultura regenerativa. Los aprendizajes de este proceso se consolidaron en una Guía de Agricultura Regenerativa publicada por INTA, que combina los conocimientos técnicos y científicos del instituto con los resultados de la experiencia de Unilever para implementar prácticas agrícolas innovadoras, promover el cuidado por el ambiente, impulsar la innovación y fortalecer el desarrollo de las comunidades locales. Además, estas prácticas que Knorr lleva adelante en su producción de alimentos pudieron verse en La Casa Knorr, el stand de la compañía en la Bioferia, que se realizó el primer fin de semana de abril en el Hipódromo del barrio de Palermo de la Ciudad de Buenos Aires.
“Desde 2022, implementamos prácticas de agricultura regenerativa en Mendoza y San Juan para producir los vegetales de Knorr, como parte de nuestro compromiso global de regenerar 2 millones de hectáreas para 2030″, asegura Natalia Giraud, directora de Asuntos Corporativos de Unilever Cono Sur. Luego precisa: “El proyecto está guiado por un equipo interdisciplinario de 10 expertos que brindan capacitaciones y acompañamiento a la totalidad de los productores que proveen a la compañía, así como asistencia técnica para la implementación de prácticas regenerativas”.
Más allá de la sostenibilidad
A la hora de definir este tipo de agricultura, Giraud la diferencia de la sostenible. “Viene a plantear una nueva forma de relacionarse con la naturaleza. No se trata solo de no hacerle daño al planeta como la agricultura sostenible. Va más allá y se propone restaurar y regenerar la tierra a la vez que se producen los alimentos”.
En ese sentido apunta una cifra que habla por sí sola: el 95% de los alimentos provienen del suelo. “No podemos responder al desafío de alimentar a 8.000 millones de personas en el mundo si no empezamos a devolverle a la tierra lo que nos da, poniendo énfasis en el cuidado del agua, protegiendo el suelo de la erosión, favoreciendo la biodiversidad y la polinización natural”, sintetiza.
Quienes recorrieron La Casa Knorr en la Bioferia pudieron ver aplicados algunos de los principios de la agricultura regenerativa, que la compañía viene llevando adelante en la producción de alimentos para sus productos deshidratados. “Veníamos trabajando con el INTA en la zona de Guaymallen, en Mendoza, y también en San Juan para mejorar nuestros cultivos con agricultura sostenible. Pero hace tres años les propusimos avanzar en la regeneración, en línea con el compromiso de Unilever de proteger dos millones de hectáreas a nivel mundial”, apunta Giraud.
El resultado exitoso de ese trabajo que el INTA trasladó con capacitaciones a los productores locales se sistematizó en un protocolo de agricultura regenerativa que es el primero en América Latina y puede replicarse y trasladarse a cualquier comunidad productora de alimentos.
Los principios de la agricultura regenerativa
- Minimizar el laboreo del suelo: en la agricultura regenerativa se priorizan las labranzas verticales, que no mezclen capas de suelo ni eliminen su cobertura. Estas prácticas permiten mejorar la estructura del suelo y el drenaje del agua.
- Mantener el suelo cubierto con vegetación activa: la presencia de materia orgánica permite evitar la pérdida de la porción superficial más fértil, favorece la incorporación de materia orgánica, la retención hídrica y la infiltración y reduce la evaporación.
- Diversificación planificada de cultivos: la rotación de cultivos convenientemente planificada puede contribuir a la mejora de la salud del suelo, la reducción de la erosión y el incremento de la fertilidad. Así también, permite reducir la incidencia de plagas y enfermedades al interrumpir sus ciclos de desarrollo, favoreciendo un mínimo uso de pesticidas.
- Nutrición orgánica del suelo: la fertilización orgánica, mediante la aplicación de distintos tipos de abonos orgánicos y la implementación de diversas prácticas, favorece una disponibilidad más equilibrada de nutrientes. Se prioriza la obtención de abonos a partir de residuos de la propia producción, para establecer una economía circular.
- Prevenir la erosión hídrica y eólica: evitar el desgaste del suelo a través del uso de barreras, siembra en pendientes teniendo en cuenta la dirección de los vientos y no dejando el suelo desnudo mucho tiempo.
- Evitar pérdidas por lixiviación: previene la pérdida de fertilizantes y su infiltración a las capas profundas del suelo.
- Uso eficiente del agua de riego: a través de la inversión en infraestructura de riego o de monitoreo se logra la optimización del uso del agua.
- Minimizar el uso de agroquímicos: la reducción de estos insumos promueve la vida microbiana en el suelo y mejora la retención y disponibilidad de nutrientes y agua para los cultivos.
- Conservar hábitats naturales y seminaturales (espacios de conservación): mantener o recuperar espacios de conservación, que fomentan la conservación de la biodiversidad de diferentes grupos funcionales de flora y fauna
- Promover la biodiversidad funcional: comprende tanto la diversidad genética, de especies (animales, plantas, hongos y microorganismos), de poblaciones y de ecosistemas.
Beneficios para todos
Después de enumerar algunas de las prácticas que se podían ver en La Casa Knorr como el riego por goteo, el uso de mulching orgánico para evitar el desgaste del suelo y la implementación de hoteles de insectos para favorecer la polinización, Giraud señala las ventajas de la implementación de los protocolos de agricultura regenerativa para la producción de alimentos. “Están disponibles para que cualquier persona o institución que quiera iniciar el camino de la agricultura regenerativa en cualquier lugar del mundo tenga una base para arrancar”.
Luego describe el triple impacto “económico, ambiental, social” de estas prácticas. “Favorecen un mayor rendimiento de los cultivos y una mayor calidad de los productos, no solo preservar sino que favorecen al medio ambiente y se convierten en técnicas que quedan en la comunidad de horticultores, que se pueden transmitir”, grafica.
Pero la directora de Unilever aclara que también los consumidores se involucran en la decisión empresarial de sostener las prácticas de la agricultura regenerativa. “En los últimos años, se desarrolló una mayor conciencia sobre la necesidad de cuidar el planeta. Por eso los consumidores se informan sobre los procesos de producción y tienden a elegir productos que cuiden el medio ambiente e incluso que lo beneficien”, argumenta para explicar la buena aceptación de los vegetales deshidratados que ofrece Knorr.