Incendios en la Patagonia: de la emergencia a la restauración
Florencia Tuchin
febrero 18, 2025

¡Hola! Escribir esta newsletter es como un oasis en medio de la vorágine constante de información diaria, y esta semana en Argentina la intensidad no da respiro. Cada semana intento tomar distancia de la coyuntura para abrir nuevas conversaciones.

Esta vez, la inspiración vino de una capacitación que estoy realizando con el Solutions Journalism Network, donde me están entrenando para tener más recursos para formar a otros periodistas en Periodismo de Soluciones. Eso me llevó a pensar esta edición desde ese enfoque: los incendios forestales son un problema recurrente cada verano, pero en lugar de quedarnos solo con el impacto, quiero que hablemos de qué podemos hacer al respecto.


Incendios en la Patagonia: de la emergencia a la restauración

Los incendios forestales en la Patagonia argentina son una problemática recurrente, exacerbada por el cambio climático y la falta de prevención estructural. La crisis ambiental que generan estos siniestros no solo afecta los ecosistemas, sino también a sus comunidades. La pregunta clave es: ¿qué ocurre después del incendio? ¿Cómo se puede reconstruir lo perdido y prevenir futuras catástrofes? La respuesta requiere una combinación de acción inmediata, colaboración interinstitucional y un plan de restauración a largo plazo.

Desde fines de enero, los incendios forestales avanzan en la Patagonia, afectando gravemente al Parque Nacional Lanín en Neuquén y al Nahuel Huapi en Río Negro. El Lanín es la zona más perjudicada, con más de 22.000 hectáreas arrasadas por el fuego, de un total de 46.000 quemadas en la región.

Tanto Amigos de la Patagonia como la Fundación Vida Silvestre trabajan en este tema para dar respuesta, coordinando esfuerzos para asistir a brigadistas y comunidades afectadas. Sebastián Homps, director ejecutivo de Amigos de la Patagonia, describe el trabajo de su organización para canalizar donaciones en insumos críticos: «Desde motosierras hasta generadores eléctricos, hemos estado adquiriendo equipamiento esencial para que los brigadistas puedan trabajar en condiciones adecuadas». La última semana recibieron más de 4.000 donaciones.

Ariel Medina, especialista en Bosques de la Fundación Vida Silvestre, destaca la dificultad de restaurar bosques nativos tras un incendio: «El tiempo de recuperación varía según el ecosistema afectado. En el caso de los bosques nativos, muchas veces requieren asistencia para regenerarse». La organización trabaja en la restauración de 40.000 hectáreas quemadas en la provincia de Chubut desde los incendios ocurridos hace casi una década, lo que ilustra la magnitud del desafío.

Pasada la emergencia, la restauración se convierte en un proceso largo y costoso. La provisión de plantines, la selección de especies adecuadas y la gestión de especies invasoras requieren una estrategia bien estructurada. «La restauración de bosques implica procesos de largo plazo y una inversión significativa, con costos que pueden llegar a 2.500 dólares por hectárea en las etapas iniciales», explica Medina.

Amigos de la Patagonia ya comenzó un proceso de recolección de semillas nativas para su posterior germinación y plantación en otoño y primavera. Esta estrategia permite mantener un ciclo continuo de recuperación ambiental y evitar que el interés por la restauración disminuya cuando la crisis mediática se desvanece.

El consenso entre ambas organizaciones es que la prevención es mucho más económica y efectiva que la restauración. Sin embargo, la prevención de incendios aún no recibe la atención necesaria. «En general, se atiende poco a la prevención y mucho al combate y la remediación», menciona Medina. Esto se traduce en la falta de capacitación a comunidades, la ausencia de regulaciones claras para el manejo de residuos forestales y la falta de controles efectivos en zonas de alto riesgo.

Para Amigos de la Patagonia, la sensibilización es una herramienta fundamental en la prevención: «Hace cuatro años desarrollamos la campaña Alerta Patagonia para que las personas entiendan los riesgos del fuego y cómo actuar de manera responsable», comenta Homps.

Ambos especialistas coinciden en que la articulación entre actores estatales, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado es fundamental. Sin embargo, Homps advierte sobre el riesgo del «greenwashing» en algunas iniciativas privadas: «Las empresas pueden involucrarse, pero necesitamos que su compromiso sea genuino y no solo una estrategia de marketing».

Para evitar que estos incendios sigan ocurriendo a gran escala, se necesita un enfoque integral y sostenido. Esto incluye financiamiento adecuado a la Ley de Bosques, educación ambiental continua y regulaciones más estrictas sobre el uso del fuego. «Si no penalizamos los desmontes e incendios intencionales, el problema seguirá creciendo», alerta Homps.


¿Cómo ayudar a las organizaciones que combaten los incendios?

Dafna Nudelman y Carlos Octavio Graffi  armaron un sitio para centralizar la información de donaciones para los incendios en la Comarca Andina. Ahí reúnen alias chequeados de brigadas y organizaciones de confianza, con un formato fácil de copiar para evitar errores de tipeo, y además permite donar directo por Mercado Pago con un clic.


Participación ciudadana: piden que se tipifique el “Ecocidio”

Ciudadanos lanzan una campaña para que “los crímenes ambientales, desde incendios forestales hasta contaminación y tráfico de especies” sean punibles y, para dimensionar el vacío legal que existe actualmente, señalan que, “en la Argentina, es más punible robar una manzana que quemar cientos de hectáreas de bosques”. 

Bajo la consigna “Argentina Sin Ecocidio”, la campaña de recolección de firmas crece en la plataforma de Change.org y en pocos días ya logró reunir más de 24.000 adhesiones (http://change.org/LeyEcocidio). 

Actualmente existe un “anteproyecto elaborado por Miguel Ángel Asturias, director de la Asociación de Investigadores de Derecho Penal Ambiental y Climático (AIDPAC), que recoge la definición internacional de ecocidio y que la adapta al derecho nacional”, explican en la petición. 


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Tres preguntas a Irene Wais, bióloga que se especializa en ecología y evaluación de impactos ambientales

¿Cómo definís la economía circular?
La economía circular, también llamada circularidad, es un modelo de producción y consumo que busca reducir los residuos y extender la vida útil de los productos. Se basa en la reutilización, reparación, renovación y reciclaje de los materiales. A diferencia de la economía lineal, que extrae bienes ambientales comunes (antes llamados “recursos naturales”) para crear productos y desecharlos como residuos. 

¿Cuál es la importancia de incorporar esta modalidad a nuestra vida diaria? ¿Podés mencionar ejemplos de iniciativas de economía circular?
La importancia se basa en los mismos principios de la economía circular: maximizar el uso de los bienes ambientales, reducir la generación de basura, aprovechar al máximo los residuos que se generan como recursos, diseñar productos con una vida útil más larga que minimicen el uso de energía, utilizar materias primas no contaminantes.
El mejor ejemplo se basa en que la naturaleza nunca genera residuos, todo es “reciclado” por el proceso de degradación de los organismos desintegradores (principalmente hongos y bacterias). 

¿Cuál es el mayor obstáculo para incorporarlo en nuestra vida? ¿Cómo proponés solucionarlo?
La inercia al cambio, y pensar que la naturaleza nos proveerá lo necesario indefinidamente, cuando en realidad el espacio y los recursos del planeta son finitos. El primer paso para incorporar la circularidad a nuestra vida es estar bien informados.


Hasta aquí llegamos hoy. Los leo en [email protected]

Hasta el martes,

Flor.