Negocios regenerativos: una respuesta con impacto desde el mercado
Los negocios regenerativos proponen regenerar en lugar de extraer y cooperar en vez de competir. El experto Juan Pedro Borrelli destaca cómo estas iniciativas pueden generar impacto positivo, restaurando suelos, biodiversidad y tejido social, mientras enfrentan la emergencia climática desde una perspectiva sistémica.
Laura Gambale |
diciembre 5, 2024

Regenerar como respuesta al extractivismo y cooperar en vez de competir. Así identifica las bases principales del pensamiento regenerativo Juan Pedro Borrelli, experto en la Escuela de Regeneración de la empresa Ovis21, en el marco del Día B 2024, el evento organizado por Sistema B Argentina realizado en la ciudad de Mar del Plata (Buenos Aires, Argentina). Para el experto, la práctica regenerativa “es una de las grandes herramientas al alcance de nuestra mano para afrontar la crisis climática”.

“Los negocios regenerativos pueden ser una alternativa de impacto para brindar respuestas desde el mercado”, dice en diálogo con Otra Economía y agrega: “Estamos en un momento de urgencia climática, es vital que empecemos ya mismo a poner la vida en el centro de nuestra toma de decisiones”.

¿Qué son los negocios regenerativos? Se trata de las unidades de negocio que tienen un balance energético positivo entre las personas y el planeta. Esa es la definición de Ovis 21, la empresa patagónica experta en agricultura regenerativa encargada de acompañar a distintos negocios del país hacia un trabajo de la tierra desde los principios de la cultura regenerativa.

“Cada productor que acompañamos representa que una extensión determinada de campo cambie su manejo en la transición del modelo tradicional al regenerativo, permitiendo que los suelos recuperen su fertilidad y ganen mayor biodiversidad”, comenta Borrelli, y enseguida resalta la importancia de brindar metodologías prácticas para recuperar la vida de manera inmediata.

Medir el impacto es fundamental: “Nosotros tenemos un estándar para evaluar el nivel de regeneración adquirida en los campos donde trabajamos. Con método científico medimos cuánto dióxido de carbono estamos capturando de la atmósfera; cuál es la tasa de captura de agua que tienen los campos; cuál es el impacto en la biodiversidad del cambio de manejo. También medimos el impacto social a través de diversas métricas”.

Pensamiento regenerativo

Cuando hablamos de pensamiento regenerativo es necesario tomar en cuenta algunos aspectos principales: el valor finito de los recursos naturales de la tierra, la importancia de la vida por encima de la mercancía y la necesidad de cooperar entre todos para dejar de destruir los ecosistemas que habitamos.

“Mi interpretación del pensamiento regenerativo está íntimamente relacionada con la noción de trabajo colectivo como principal herramienta para salir del modus operandi que nos trajo hasta la crisis climática. Tiene que ser revisado y modificado nuestro accionar porque estamos viviendo básicamente a costa de los ecosistemas y a costa de la salud humana. Es urgente ponerse al servicio de la vida y al servicio de la naturaleza para poder ser un nosotros un instrumento que cree condiciones de vida y dejar de ser quien los destruya”, menciona.

Y advierte que “preguntarnos acerca de cómo podemos volver a crear condiciones de vida en la naturaleza es el primer paso del pensamiento regenerativo”. El paso siguiente, será entender de manera sistémica a la vida. “Es necesario que dejemos de tener en cuenta únicamente la cuestión económica al momento de desarrollar nuestro negocio y empezar a mirar también el impacto ambiental y social que generamos con él. Y, al mismo tiempo, pensar cómo podemos hacer para que las personas que trabajan en mi negocio puedan dar su máximo potencial basándonos en los principios de la cooperación. La idea es que ganemos todos”.

Entre los cambios de actitudes, el experto destaca la importancia de recuperar la confianza entre las personas y soltar la competencia. “Una buena manera de comprender cómo funcionan los sistemas de cooperación es observando el funcionamiento de la naturaleza”.

“Para construir sistemas que generen impactos positivos hay que pensar de qué manera nuestra actividad puede generar condiciones de vida en toda la cadena productiva, desde que obtenemos la materia prima hasta que la comercializamos”, agrega.

Crisis climática, ¿qué hacemos?

De acuerdo a declaraciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), entre enero y septiembre de 2024, la temperatura media del planeta superó en 1,54 °C, el valor de referencia de la era preindustrial.

Por su parte, Mariestella Svampa, socióloga, investigadora y coautora del libro “El colapso ecológico ya llegó: una brújula para salir del (mal) desarrollo”, asegura que “no hay transición justa sin articulación entre justicia social y justicia ambiental”. Y retoma lo que afirmaba La United SteelWorkers (USW) en 2019 “En el largo plazo la elección entre empleo o medio ambiente no es real; son los dos o ninguno”.

“La actividad humana podría generar más vida en el vínculo con la naturaleza, una relación regenerativa. Pero todavía seguimos en un vínculo extractivo, donde se busca de manera individual el consumo y confort sin pensar en las consecuencias.  Es ahora el momento para conectarnos con la crisis, volver a mirarnos y recordar que las soluciones acerca de cómo podemos revertir esto están probadas. Si utilizamos el pensamiento regenerativo yo creo que podríamos encontrar las preguntas correctas acerca de cómo salir esta crisis”, finaliza con convicción.