En un mundo donde la gestión de residuos es un problema en ascenso, la búsqueda por el cuidado del agua y, en particular, por dejar de contaminarla, debería de ser una cuestión urgente. Así lo consideró la bióloga marina Carolina Urrutia en el marco del Día B 2024, el evento organizado por Sistema B Argentina que se realizó hace dos semanas en la ciudad de Mar del Plata (Buenos Aires, Argentina).
Urrutia presentó Freemet, su empresa certificada B que desde hace una década busca proteger los ecosistemas a partir de productos de limpieza biodegradables. Encontró en los productos de limpieza, cuenta, la “punta del ovillo” para aportar soluciones amigables con las aguas del océano que durante muchos años se dedicó a investigar.
Comenzó por desarrollar una línea de productos sostenibles para el cuidado del hogar, mientras continuaba con la investigación en laboratorio y publicaba documentos científicos. Pero necesitaba algo más para lograr su objetivo y lo supo un tiempo más tarde, cuando se encontró con Andrea, quien se convertiría en su socia y cofundadora de la marca Freemet. Con ella puedo trasladar su conocimiento químico y de laboratorio al terreno de los negocios, donde Andrea tenía mucha experiencia.
“En ella encontré la pata comercial que yo no tenía”, dice mientras recuerda que Feemet nació a partir de una necesidad: “El 80 por ciento de las aguas residuales vuelve al mar sin ser reutilizadas, al mismo tiempo que los productos como el shampoo dañan al medioambiente a partir de su composición química. Son cuestiones que se pueden revertir o mejorar, y con ese objetivo comenzamos a investigar”.
Tres años más tarde, la marca logró instalarse en el mercado chileno (y al poco tiempo en el mercado global) con el objetivo de ofrecer productos de limpieza amigables con el ambiente.
Actualmente, Urrutia dirige el área de desarrollo de productos biodegradables y se ocupa de potenciar la economía circular a partir de investigación científica continua y modelos de innovación sustentables.
Un negocio con propósito
Desde que es pequeña, la experta recuerda estar interesada en todo aquellos que llegaba a las aguas y las contaminaba afectando el hogar de las especies marina. Durante sus años de estudiante de biología marina se enfocó en investigar los residuos de todo tipo y, en una de esas horas dedicadas a la investigación encontró que el 80 por ciento de los residuos domiciliarios llegan a los cursos de agua, ya sean lagos, lagunas, ríos y finalmente al mar.
“Acá encontré un problema que podía tener solución al entender que no solo las grandes empresas eran las responsables de afectar el ambiente, sino que como usuarios también podíamos hacer algo desde nuestras casas”, menciona.
Según la experta, fue fundamental trasladar su conocimiento a un negocio práctico, pero tenía que ser un espacio con propósito que interviniera en el mercado con impacto positivo.
Entre los primeros pasos, recuerda que estuvo el patentamiento de la tecnología que lleva los productos de Freemet, que son unas micropartículas naturales que son capaces de detoxificar metales muy pesados como el arsénico o el mercurio. “Luego patentamos fórmulas biodegradables para detergentes, lavarropas, limpia pisos y jabones exfoliantes para la piel, y con ella sacamos estos primeros productos al mercado. En el transcurso de una década sumaron más de 30 productos de limpieza para el hogar y la higiene personal, para mascotas y productos para el jardín”, explica.
Hace una década, cuando iniciaron el proyecto, vendían sus productos por Instagram y se fortalecían y popularizaban a través del “boca en boca” en las distintas ciudades de Chile. Para el 2018 tenían una estrategia clara: incursionar en varios canales de comercio online y, con la llegada de la pandemia, la venta de sus productos cuenta que se quintuplicaron. En la actualidad, el 60 por ciento de sus productos se venden por e-commerce en el mercado global.