Cómo dos emprendimientos marplatenses están transformando la economía local con impacto positivo
Kalmar Gin y Procens son dos ejemplos de innovación que estuvieron presents en el Día B. El primero es una destilería colaborativa y el segundo es un proyecto de bioinsumos. Los proyectos apuestan por la sostenibilidad y la economía circular para generar un cambio en la región.
Laura Gambale |
noviembre 14, 2024

Cada dos años, la organización Sistema B Argentina, en el marco del denominado Día B convoca al sector público y privado, junto a las universidades y a las organizaciones de la sociedad civil, con un objetivo común: profundizar en un cambio de paradigma económico, en el que la rentabilidad de las empresas no se encuentre en tensión con el cuidado del ambiente y de las comunidades.

Bajo el lema “Construyendo soluciones desde el mercado”, el 8 de noviembre se realizó una nueva jornada del Día B en el hotel UTHGRA Sasso, en la ciudad de Mar del Plata, donde se compartieron charlas, talleres y experiencias de empresas certificadas B de la región y de otras partes de Sudamérica.

“El movimiento B es una acción global que nace en América Latina y se dirige hacia todo el mundo”, dice Juan Pablo Larenas, Cofundador de Sistema B Argentina y miembro del Directorio de Sistema B Internacional. Se trata de un movimiento que apunta a construir de manera colectiva un sistema económico más inclusivo, equitativo y regenerativo.

Referentes de Argentina y otros países de Latinoamérica compartieron su visión sobre regeneración, liderazgo y triple impacto. En particular, en la ciudad anfitriona, existe un ecosistema de empresas B en expansión. Kalmar Gin y Procens son parte de los emprendimientos marplatenses que están generando impacto positivo a través de la producción colaborativa y la economía circular.

Kalmar Gin: la primera destilería colaborativa de bebidas blancas de Mar del Plata

Debora Sabsay es la cofundadora de Kalmar Gin, la primera destilería colaborativa de la ciudad de Mar del Plata. Ella cuenta que, desde el nacimiento de la marca, que ocurrió en plena pandemia, se trabajó en colaboración con actores públicos y privados para lograr un espacio de habilitación y reconocimiento.

“En Mar del Plata no estaba permitida la destilería por una vieja ordenanza de 1930 que prohibía su existencia por ser concebida como un derivado de la familia del petróleo. Por eso, lo primero que tuvimos que hacer fue actuar de manera colaborativa: trabajar con el municipio, contarles de nuestro emprendimiento y explicar que había muchos otros emprendedores en la misma situación”, relata la emprendedora, y sigue: “Con mi pareja, que también es mi socio, queríamos armar un proyecto de triple impacto. Además de tener nuestros propios productos, queríamos darle espacio a otros pequeños productores para que pudieran venir a destilar sus productos con nosotros”.

El contacto constante con otros productores locales también retroalimentó a Kalmar gin con ideas, experiencias, e innovación. Para Débora se trata de un “ganar-ganar”. Actualmente se destilan 42 marcas locales en este sitio.

“Desde el inicio buscamos trabajar con proveedores locales, regionales o, en todo caso, nacionales. Cuanto más cercanos, mejor. A su vez, buscamos compensar la huella de carbono y en cada uno de los eventos que realizamos, usamos vasos reutilizables para evitar generar más plástico”, cuenta Debora.

Procens: recuperan restos orgánicos para el desarrollo de bioinsumo

“Mar del Plata tiene el potencial suficiente como para ser la nueva comunidad B del país”, dice Julien Laurençon, cofundador y CEO de Procens, con acento francés y gran manejo del idioma español.  El emprendedor llegó hace poco más de cuatro años a la ciudad de Balcarce, ubicada a media hora de Mar del Plata, La zona está rodeada de cerros y campos destinados mayormente al cultivo de papa.

Junto a su socio belga François Nolet fundó Procens, luego de meses de observar un problema local que tenía solución: los desperdicios de la papá. El emprendimiento toma los desperdicios de la multinacional McCain y los devuelve a la misma industria luego de ser procesados.

“Con McCain desarrollamos un modelo de economía circular muy poderoso. Logramos recuperar el desperdicio de la papa y procesarlo a través de larvas de la mosca llamada Soldado Negra. El insecto es muy eficiente a la hora de convertir residuos orgánicos en proteínas. Como resultado del proceso, se genera un compost, que se vende a la misma empresa como bioinsumos o fertilizantes naturales”, explica Julien, y sigue: “Es una manera extraordinaria de apoyar la agricultura regenerativa y mejorar rendimientos. Todos ganamos”.

Con entusiasmo, el emprendedor observa que los productores agrícolas de la zona están cada vez más atentos a la necesidad de encontrar una alternativa a los insumos químicos. “Estamos cada vez más cerca de hacer una transición hacia el uso de bioinsumos”, señala.

A partir de una ronda de inversiones realizada en 2022, los emprendedores consiguieron algo que no esperaban: ocho inversores internacionales se interesaron en su modelo de negocio de triple impacto. “Hay que seguir escalando el proyecto y para eso buscamos ampliar la concientización en bioinsumos y en agricultura regenerativa. Damos charlas, participamos de encuentros e incluso visitamos escuelas y grandes empresas. Creo que hay que poder brindar soluciones a gran escala para apoyar el cambio hacia un horizonte realmente más sustentable en la industria”, expresa Julien.