Actualmente, hay unos treinta millones de estudiantes cursando en las aulas universitarias de América Latina. Más de la mitad lo hacen en universidades privadas. Sin embargo, en algunos países la asistencia a las universidades públicas es mayoritaria, como ocurre en Argentina, Cuba y Uruguay.
Cerca del 30% de la población de América Latina se encuentra cursando estudios universitarios. En algunos países esa cifra es superior, como sucede en Chile, Argentina, México y Bolivia.
Con respecto al personal académico en toda América Latina, se estima cercano al millón y medio de personas. Y con referencia al desarrollo de las actividades científicas y tecnológicas, las universidades ocupan un lugar de preeminencia en la región, siendo el sector de la educación superior el principal ejecutor del gasto en investigación y desarrollo.
Usualmente, en las universidades latinoamericanas, se mencionan tres procesos básicos o funciones que les son propias: la docencia, la investigación y la extensión universitaria. A cada una de estas tres funciones también le corresponde una estructura organizativa específica que, a su vez, tiende a generar una cultura institucional propia, que puede llegar a entrar en contradicción con las demás.
Además de esas tres funciones, hay que considerar también la función de la gestión, fundamental para la coordinación e implementación de las anteriores funciones mencionadas. La gestión es la que permite integrar y alinear los otros tres procesos bajo una misma misión y visión institucional, al otorgarle coherencia también a los valores.
Hoy, es el enfoque de la responsabilidad social, aplicado a la universidad, el que permite el replanteo del compromiso social universitario, integrado con las distintas funciones que antes aparecían fragmentadas entre sí. Como política institucional, la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) abarca todos los procesos académicos y administrativos de la Universidad y constituye un modelo de gestión, que integra a todos esos procesos. De esta forma, la RSU permite alinear los cuatro procesos con las demandas científicas, profesionales y educativas que persiguen un desarrollo más justo y sostenible.
La RSU no es una mera aplicación a la universidad de los procesos de RSE, ya que los impactos universitarios, como la formación profesional y la generación de conocimientos, son diferenciados y genuinos. Incluso el modelo latinoamericano de RSU es más radical que el sajón, porque se apoya en la tradición de la misión social de la universidad, que en el norte ha sido descuidada ampliamente.
Así el modelo latinoamericano enfatiza el anclaje territorial de la universidad, reivindica su pertenencia a la comunidad en que está inserta y establece estrechos lazos de vinculación con ella. En este sentido, desde hace unos diecisiete años, la Red Iberoamericana de Universidades por la Responsabilidad Social (RedUniRSE) conformada por unas 300 instituciones tiene uno de sus focos puestos precisamente en la divulgación de buenas prácticas locales en RSE y RSU, que atiendan a la problemática y la idiosincrasia de nuestra región.
Recientemente se llevó a cabo el Segundo Seminario Internacional Virtual de Formación de Formadores en Responsabilidad Social en Iberoamérica, organizado por dicha Red, juntamente con siete casas de altos estudios de Argentina, Colombia, México, Perú y República Dominicana. La conferencia inaugural estuvo a cargo de Bernardo Kliksberg, fundador y presidente de RedUniRSE, y luego se desarrollaron dos paneles, uno de casos inspiradores en responsabilidad social empresaria y el segundo, de experiencias en gestión académica y profesional responsables.
Una de las exposiciones destacadas fue la de Roberto Luis Gómez Santana, administrador del Monumento Natural Saltos de la Damajagua en República Dominicana, un área protegida que está administrada bajo un novedoso modelo de gestión asociada público-privada de co-manejo entre el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Asociación de Guías Río Damajagua, la Gobernación de la provincia de Puerto Plata, la Alcaldía local, la Asociación de hoteles de Playa Dorada, el Ministerio de Turismo y los propietarios de terrenos. Lo que constituye una muy interesante experiencia de gestión socialmente responsable sobre un Monumento Natural. Este Consejo de Comanejo aprueba y toma las decisiones sobre el espacio protegido.
Un porcentaje significativo de los ingresos económicos generados por el Monumento se invierte en obras de desarrollo comunitario. En la actualidad cuenta con 400 colaboradores.
Se trata de una experiencia única de responsabilidad social que ha servido de motivación para muchos países, debido a los resultados de este proyecto de cogestión, que brinda empleo al 20% de la población alrededor del área protegida. “La visita al monumento es sinónimo de desarrollo comunitario sostenible”, señaló Gómez Santana, y repasó las obras que han llevado a cabo: acueductos autosostenibles, construcción de escuelas y clubes, provisión de ambulancias y apoyo a los bomberos de la región, entre otras.
También se destacó el caso presentado por Maribel Carranza Torres, decana de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Señor de Sipán, de Perú y decana del Colegio de Contadores Públicos de Lambayeque (Perú), que detalló un proyecto de sensibilización ambiental para mejorar el manejo de los residuos orgánicos de los moradores del importante distrito turístico de Ferreñafe, al norte del país, en un trabajo colaborativo entre el Municipio de este distrito y la Universidad.
La decana describió cada etapa del proyecto que se llevó a cabo en el año 2023, desde las campañas de concientización y educación (que incluyeron capacitaciones sobre manejo de residuos sólidos y orgánicos, y conversatorios en la universidad, en escuelas y casa por casa), hasta la promoción de la separación de residuos y el uso del compost, donde se fomentó, en todo momento, la participación activa de la comunidad. Además, señaló que este año han comenzado un nuevo proyecto, en el distrito Pimentel, para sembrar mil árboles y recuperar espacios públicos. Destacó, también, que la Universidad está poniendo el foco es desarrollarse como una institución inclusiva y abierta, centrada en las personas.
* El autor es director del Centro de Responsabilidad Social Empresaria y Capital Social (FCE-UBA)