¡Hola! Soy Mora Straschnoy y trabajo en ELA – Equipo Latinoamericano de Justicia y Género como investigadora en el Área de Políticas. Gracias a Florencia por el espacio y a ustedes por tomarse unos minutos para leer.
Soy socióloga y desde la carrera de grado me interesó entender cómo las distintas políticas públicas (o la ausencia de ellas) atraviesan las vidas de los grupos sociales moldeando sus oportunidades y desafíos, y construyendo expectativas y horizontes de posibilidad. En 2010 ingresé al Grupo Interdisciplinario Derechos Sociales y Políticas públicas (Grupo DSPP) dirigido por Laura Pautassi y, en paralelo, realicé la Maestría de Políticas Sociales de la UBA. Allí fui aprendiendo sobre pobreza, seguridad social y políticas de transferencia de ingresos. También, sobre género y cuidados.
Pero no fue hasta que mi abuela empezó a necesitar mayor asistencia y yo me convertí en madre que realmente entendí de qué hablaba Laura cuando hablaba de cuidados con perspectiva de género. En la edición que van a leer intento acercar algunas reflexiones sobre qué son los cuidados, cuál es su relevancia, y fundamentalmente por qué son una buena inversión.
¿Qué son los cuidados y por qué nos tienen que importar?
Los cuidados abarcan una gran cantidad de acciones cotidianas, aparentemente simples pero profundamente significativas, que son cruciales para el funcionamiento de la vida: garantizar la alimentación, el descanso, la higiene, la educación, la atención médica, el apoyo emocional y la movilidad de los miembros de la familia. Estas responsabilidades requieren un compromiso constante de tiempo, dedicación y esfuerzo por parte de quienes las llevan a cabo, contribuyendo así al bienestar tanto individual como colectivo. Sin los cuidados las personas no sobreviviríamos la primera infancia, no podríamos desarrollarnos para luego insertarnos en el mercado laboral, y tampoco podríamos salir a trabajar, por lo menos no sin el riesgo de dejar a nuestros seres queridos bajo cuidados inadecuados.
Socialmente persiste la percepción de que el cuidado es una responsabilidad privada, mayoritariamente de las mujeres, y que debe resolverse en el ámbito doméstico. En consecuencia a falta de una política sólida de cuidado que proporcione servicios, recursos y apoyos adecuados en calidad y cantidad, las familias cuidan cómo y cuándo pueden, según sus propios recursos económicos, los servicios locales existentes y la disponibilidad de tiempo dentro del núcleo familiar, entre otros. El cuidado aparece como un problema privado y las consecuencias de no contar con políticas adecuadas se vivencian al interior de los hogares como un problema de índole personal. Pero este es principalmente un problema social cuyas consecuencias entre otras son:
- Niños y niñas bajo cuidados inadecuados: un 6% de las niñas y niños de 0 a 4 años se quedan solos o a cargo de un hermano/a menor de 10 años al menos una vez por semana (Encuesta rápida UNICEF, 2023).
- Adolescentes que asumen responsabilidades de cuidado afectando negativamente su educación, descanso y socialización: al menos un 10% de las adolescentes mujeres de 16 y 17 años, destinan un poco más de cinco horas diarias promedio a las tareas de cuidado (Procesamientos de UNICEF sobre la ENUT, 2021).
- Familias sobre estresadas: para seis de cada 10 personas con hijos/as es una fuente de tensión la forma en cómo se distribuyen las tareas de cuidado con su pareja (ELA, 2023)
- Y mujeres que deben retirarse parcial o totalmente del mercado laboral, afectando su autonomía económica y los ingresos de los hogares: una de cada 10 mujeres que participaban en el mercado laboral se retiran al tener un hijo/a, y casi tres de cada 10 mujeres se retiran al tener tres o más hijos/as (Procesamientos propios sobre la base del INDEC, 1 trim 2023).
Los cuidados son un buen negocio
Los cuidados son necesarios para garantizar el bienestar social pero, además, son un buen negocio. Y les quiero contar por qué:
Porque permitirían un aumento en el Producto Bruto Interno del país. Como muestran las últimas estadísticas citadas, hay una caída de la participación económica de las mujeres cuando tienen hijos/as. La disponibilidad en cantidad y calidad de oferta de cuidado permitiría una mayor incorporación de las mujeres al mercado laboral, lo cual tendría un impacto directo en el aumento de la economía global. Según cálculos del McKinsey Global Institute, si las mujeres tuvieran la misma participación que los varones en la economía, el impacto en el PIB de América Latina podría ser de USD 2,6 trillones, o un aumento del 34% del PIB regional anual.
Porque es una fuente de creación de empleo. Los cuidados representan una valiosa fuente de creación de empleo. Concretamente un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) proyecta cifras impresionantes: para el año 2030, se estima que en un escenario moderado se generarían cerca de 600.000 puestos de trabajo en el sector de educación, casi 450.000 en el sector salud y más de 780.000 en el sector de cuidados de larga duración. Este análisis resalta la importancia de reconocer y capitalizar una fuente de empleo que, al mismo tiempo, desempeña un papel esencial en el tejido social.
En el contexto actual, donde la automatización y la inteligencia artificial plantean preocupaciones sobre la pérdida de empleos, identificar sectores como el de los cuidados, cuya demanda va a ser creciente debido a los procesos de envejecimiento poblacional es de suma relevancia. Es una oportunidad para no solo impulsar la economía, sino también para fortalecer el bienestar social y la cohesión comunitaria.
Porque es una buena política de Recursos Humanos. En los últimos años, los espacios de trabajo han venido adoptando políticas internas de recursos humanos que promueven el bienestar tanto para sus trabajadoras y trabajadores como para sus familias. Estas iniciativas van desde extender licencias por maternidad, paternidad u otras razones, a implementar espacios de cuidado en los lugares de trabajo, espacios de alimentación y/o lactarios, u otorgar franquicias horarias o regímenes flexibles. Desde ELA y UNICEF este proceso se viene acompañando desde una iniciativa que se denomina Empresas que Cuidan (ECU), en el marco de la cual se ha podido documentar que los espacios de trabajo que han avanzado en este camino, mucho más allá de las exigencias de las normativas laborales, han observado que estas políticas no solo contribuye a mejorar el estado general de las personas, sino que también tiene un impacto positivo en el ambiente laboral, la atracción y retención de talento, la caída del ausentismo y, en consecuencia, un aumento de la productividad.
Las licencias por paternidad extendidas que otorgan muchas empresas y organizaciones son una de las medidas más valoradas por las y los trabajadores, ya que habilitan el involucramiento deseado de los padres y una mayor redistribución y corresponsabilidad en los cuidados. Recordemos en vísperas del día del padre que actualmente por ley las licencias son de apenas dos días de corrido, es decir más cortas que los próximos fines de semana largos.
Para tomar nota
Para 2024, en el marco de ECU estamos lanzando un Programa de Capacitación en Cuidado y Bienestar online cuya inscripción es libre y gratuita, y tiene el objetivo de continuar promoviendo, difundiendo y acompañando a las empresas. Porque más y mejores políticas de cuidado es mejor para promover relaciones de género más igualitarias, para incrementar la participación de los varones en los cuidados, para las personas que requieren ser cuidadas o apoyadas y es mejor para el negocio.
Hasta aquí llegamos hoy. Hasta la próxima.
Mora.