Dos equipos de investigadores del Instituto de Química del Sur (INQUISUR), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Sur, emprendieron un nuevo proyecto para llevar una solución eficaz a la población. Reprotector UV se realizó en colaboración con la microempresa Peñenwen Cosmética Natural de la ciudad de Bahía Blanca. La iniciativa se pensó para prevenir enfermedades derivadas de la exposición solar e infecciones transmitidas por insectos, entre ellos, dengue, zika y fiebre chikungunya.
La doctora en Química e investigadora del Conicet Verónica Lassalle lidera el proyecto e indica que el desarrollo de esta iniciativa se encuentra en proceso de patentamiento. La idea surgió debido a la problemática de tener que aplicar en simultáneo dos productos: protector solar y repelente de insectos.
“La principal motivación es resolver situaciones que tienen gran impacto en la sociedad desde diferentes áreas de investigación. Particularmente, hacemos foco en los problemas de salud asociados a la exposición solar y a las infecciones causadas por picaduras de mosquito”, indica la especialista.
El equipo de científicos creó una fórmula que combina aceites esenciales reconocidos por sus propiedades repelentes e ingredientes naturales que proporcionan propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. “Con este proyecto buscamos generar beneficios a nivel social y ayudar al desarrollo de la minipyme local orientada a cosmética natural de Bahía Blanca”, comenta Lassalle.
La investigadora del Conicet agrega: “Contamos con estudios que señalan que estos filtros, además de presentar una mayor fotoestabilidad y eficacia, son seguros en cuanto a reacciones cutáneas adversas en bebés, niños y personas de piel sensible”.
En relación a los desafíos, Lassalle sostiene que el principal obstáculo se relaciona con los costos de insumos y equipos que necesitan para el avance del proyecto. Para la investigación del nuevo protector multifuncional, se recibió un subsidio del Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires.
En relación a la siguiente etapa, Lassalle asegura que tendrán que abordar los aspectos regulatorios para obtener la aprobación de ANMAT o de las entidades regulatorias provinciales. De esa manera, se permitirá que la microempresa de cosmética natural, con la que los equipos del INQUISUR colaboran, pueda llevar a cabo una producción a mayor escala y finalmente comercializar el producto.
Mujeres en la ciencia
Las mujeres en el ámbito de la ciencia han sufrido una profunda invisibilización. Han sido poco reconocidas por sus trabajos y, muy frecuentemente, los mismos fueron firmados por sus colegas masculinos para ganar credibilidad.
Según el último Informe científico de la Unesco, el número de mujeres en carreras científicas está aumentando, llegando a poco más del 33% de los investigadores en todo el mundo. Aunque esta evolución es todavía demasiado lenta y el techo de cristal sigue siendo una realidad en la investigación: en Europa, el 86% de los altos cargos académicos en ciencias están ocupados por hombres y menos del 4% de los premios Nobel de ciencia han sido otorgados a mujeres.
Asimismo, un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y de ONU Mujeres mostró que la proporción de mujeres en el área de investigación de la región es del 45%, mientras que a nivel mundial es del 29,3%. Además, las investigadoras latinoamericanas enfrentan una segregación por disciplinas: mientras que la mayoría se destaca en ciencias sociales y médicas, están menos representadas en las carreras STEM.
En la Argentina, el porcentaje total de mujeres en puestos de investigación en el CONICET se ha equilibrado en los últimos años, siendo al día de hoy alrededor del 50% de los investigadores. Las mayores disparidades se encuentran en los cargos altos, es decir que en el inicio de la carrera suele haber equilibrio entre géneros, pero a medida que sube la jerarquía de cargos aumenta el porcentaje de investigadores varones y disminuye el de mujeres.
“Gracias a la lucha que dieron muchas mujeres antes, estamos logrando muchos derechos y que se nos reconozca por nuestra labor. Cómo científicas tenemos la responsabilidad de continuar y sobre todo motivar y estimular a chicas que están dando sus primeros pasos como becarias. El camino no es fácil. En mi caso, tengo tres hijos y comencé mi carrera de joven. Pero sin dudas, la pasión gana siempre y el camino es más lindo cuando nos encontramos con mujeres guerreras que nos inspiran a cumplir cada meta, cada proyecto y cada investigación”, concluye Lassalle.