Intervención: Julieta de la Cal
Oportunidades reales: cómo la capacitación y las redes empoderan a las mujeres
¿Cómo generar condiciones de empleabilidad para aquellas mujeres que viven en situaciones de vulnerabilidad socioeconómica? El Estado y las iniciativas del tercer sector son indispensables a la hora de pensar políticas y proyectos que generen oportunidades de inserción laboral.
Por Melisa Gabbanelli (Argentina)

Según los datos publicados en el informe ‘¿Por qué las mujeres ganan menos? Las brechas de género en la economía argentina’, realizado por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de la Nación, en el segundo trimestre de 2022, la tasa de actividad de las mujeres fue de 51,7%, cifra que marcó un nuevo récord en relación a los números negativos que se vivieron durante la pandemia. Si bien este dato podría ser considerado como positivo en una primera lectura, es importante destacar que, por fuera de este porcentaje, existen millones de mujeres que siguen excluidas de la actividad laboral.

Históricamente las mujeres, tanto en Argentina como en la mayoría de países del mundo, han vivido en estado de desigualdad absoluta en relación a la obtención de un empleo formal, acceso a oportunidades de crecimiento laboral y ocupación de roles estratégicos dentro de los espacios laborales, respecto de los varones. Tal como se detalla en el informe citado, las brechas laborales incluyen la diferencia en la participación en la actividad, el empleo, el desempleo, la subocupación y la informalidad entre mujeres y varones, así como la segregación horizontal, es decir, la participación de mujeres y varones en distintos sectores de la economía.

Cabe resaltar que estas brechas son producto de las desigualdades de género y se encuentran relacionadas unas a las otras, especialmente al contemplar variables como la asimetría en la distribución de las tareas del hogar y los cuidados no remunerados. Sobre esta problemática, María Florencia Iglesias, directora de Desarrollo de Capacidades Productivas de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo del Ministerio de Economía de la Nación, profundiza: “Las mujeres se concentran, en mayor medida, en algunos sectores de la economía que presentan un menor dinamismo y en puestos de trabajo de menor jerarquía, lo cual alimenta a la existente brecha salarial entre varones y mujeres. Estas problemáticas se agudizan en aquellas mujeres en situación de vulnerabilidad socioeconómica, las cuales se encuentran particularmente atravesadas por inserciones laborales precarias, inestables y de ingresos irregulares, dado, entre otros, la mayor carga de trabajo doméstico y cuidado no remunerado y las dificultades que ello trae aparejado en su incompatibilidad con la inserción laboral”.

Al revisar los resultados relevados en el año 2021 en la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo producida por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), se destaca que las mujeres dedican, en promedio por día, 6:31 horas al trabajo no remunerado, mientras que los varones solo le dedican 3:40 horas.

Por otra parte, la segregación vertical, hace referencia al acceso a puestos jerárquicos ó lugares de toma de decisión y en este aspecto también se identifica una clara desigualdad. Según datos publicados en el informe ‘Igualar. La participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción’, realizado por el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, en el primer trimestre del 2023, se relevó que las mujeres ganan en promedio un 25% menos que los varones, ocupan menos cargos de dirección o jefatura y la tasa de informalidad para ellas asciende a un 39,3%, es decir que están más expuestas a trabajos precarios, sin acceso a la seguridad social, aportes jubilatorios, obra social y otros derechos laborales.

Profundizando en su área de trabajo, Iglesias destaca que, según datos relevados por el Registro MiPyME, para el año 2022, sobre un total de 144.700 mipymes vigentes constituidas como personas jurídicas, el 40,6% contó con liderazgo de mujeres. Las ramas con mayor prevalencia son el sector agropecuario con 44,3%, servicios con 42,6% y comercio con 41,4%, le siguen construcción con un 33,6%, minería con un 35,5% e industria representando un 37,6%.

Por su parte, el equipo de Género de la Dirección de Desarrollo de Capacidades Productivas trabajó impulsando la transversalización del enfoque de género y entre las múltiples acciones realizadas se destacan: la incorporación de acciones que promuevan la reducción de las brechas de género en el entramado productivo MiPyME, el aumento de la inversión de las MiPyMEs argentinas en proyectos de desarrollo productivo con impacto en la equidad de género de las mismas, la difusión de MiPyMEs que incorporen a mujeres o personas LGBTI+ en sectores estratégicos tradicionalmente masculinizado, como también el desarrollo y crecimiento de cooperativas y empresas lideradas por mujeres.

Mucho más que una bolsa

“Nosotras somos bolseras, nuestro mundo cotidiano está dentro de una bolsa”, afirma Luz Muro, quién junto a su amiga Paula Galay, crearon el proyecto Seis más Tres, una iniciativa que genera trabajo para mujeres sustento de familia de Fuerte Apache y del Barrio Los Piletones de Villa Soldati.

Desde el surgimiento de la idea, Luz y Paula definieron que esta propuesta debía necesariamente tener impacto social positivo y fue así que articularon con un grupo de mujeres de Fuerte Apache que se reunían periódicamente en la biblioteca local, lugar que funcionaba como espacio de contención social. Allí, las mujeres aprendían a coser, pero no contaban con un producto específico o una idea en la que centrarse para poder generar una producción y un trabajo estable. Luego de muchas instancias de diálogo, encuentro y puesta en común, se conformó el primer grupo de trabajo, responsable de confeccionar las bolsas de arpillera con estampas personalizadas que comercializa la marca. Actualmente, gracias a las experiencias adquiridas con los años, lograron hacer crecer el proyecto y dividir el equipo de trabajo entre las que trabajan en grandes producciones, las que confeccionan pilotos de lluvia y bolsas de arpillera y las que realizan mix de stock y producciones.

Foto: Seis más Tres

Luz destaca que la constancia y la disciplina fueron pilares fundamentales para impulsar la iniciativa, junto a la necesidad de crear conjuntamente formas amigables para trabajar, centradas en la cooperación y no la competencia. En relación al impacto social que cada compra tiene, destaca: “Creemos que el alma del proyecto es la identidad, que quien elige qué escribirle a la bolsa sienta que realmente esa bolsa está hecha para ella y que conozca que hay una persona que la hizo y no un taller sin nombre”.

Entre los principales desafíos que enfrentan, se encuentra la generación de alianzas con actores del rubro privado, como empresas nacionales y multinacionales. También, está la idea de exportar, ampliando así los horizontes de mercado, generando más y mejores oportunidades de trabajo para más mujeres.

La importancia de contar con redes

Otro proyecto que trabaja brindando herramientas, tanto técnicas como de desarrollo personal es Fundación Mediapila. Su principal objetivo, desde hace 18 años, es la promoción de la inclusión laboral de mujeres en situación de vulnerabilidad socioeconómica.

La propuesta de capacitación que llevan adelante se divide en dos grandes rubros: por una parte, la formación en el universo textil destinado a mujeres mayores de 18 años que quieran aprender sobre costura industrial, costura familiar y emprendedurismo; por otra parte, el mundo de la programación, orientado a reducir la brecha digital de género y promover la participación de las mujeres en el rubro de la tecnología, altamente masculinizado. Este último está destinado a chicas de entre 18 y 25 años, de bajos recursos económicos que quieran dar sus primeros pasos en este campo.

El abordaje en ambos oficios es contemplado desde una mirada integral, ya que se acompaña el desarrollo personal de cada alumna potenciando su autoestima, valor propio, autonomía económica, vínculos saludables y posterior inserción en el mercado laboral, mediante simulacros de entrevistas laborales, confección de curriculum vitae y utilización de LinkedIn. Las estudiantes de costura aprenden a calcular costos, realizar presupuestos y calcular plazos de entrega. Las cifras son muy positivas, más de 218 mujeres se capacitaron en oficios textiles y de emprendedurismo y más de 84 jóvenes, lo hicieron en programación.

Foto: Fundación Mediapila

Muchas de las alumnas que concurren a la Fundación son mujeres migrantes y/o de barrios carenciados como el Barrio 31 y la 1-11-14, quienes no siempre cuentan con un tejido social fuerte ni redes de contención. Por este motivo, otra potencialidad que tiene Mediapila, es la generación de redes de mujeres, indispensables para contar con vínculos entre pares donde encontrar oportunidades, palabras de aliento, acompañamiento, contención, apoyo y amor. Sobre este punto, Mariana Memoli, coordinadora de Capacitaciones Tecnológicas de la Fundación afirma: “La inspiración y la sororidad son valores que promovemos un montón. Por un lado, hay una necesidad humana de formar red con otras mujeres y por el otro lado, existe una necesidad meramente económica y por eso promovemos que las capacitaciones en oficios no sean un hobby si no que se transformen y se materialicen en una oportunidad laboral que potencie la autonomía económica de las mujeres”.

El boca en boca y la recomendación de una buena experiencia personal, son los principales canales por los cuales las mujeres se acercan a la Fundación. La cantidad de mujeres egresadas crece año a año y muchas de ellas logran generar sus propios emprendimientos como también insertarse en el mercado formal de empleo.

La Fundación cuenta con un taller propio de producción textil donde se confeccionan los productos de la marca, realizados en su totalidad por egresadas. Según datos publicados, más de 18 mujeres se encuentran trabajando en el equipo de producción textil, cinco emprendedoras egresadas ingresaron a comercializar sus productos en la tienda online y otras 17 comercializan en ferias.

Un alto porcentaje de la ganancia que genera cada venta lo reciben las mujeres involucradas en el proceso, como las costureras y empaquetadoras, lo restante, se reinvierte en los programas de oficios para que más estudiantes puedan acceder a su formación profesional. Asimismo, la Fundación cuenta con una bolsa de trabajo donde se reciben oportunidades laborales que puedan coincidir con el perfil de las egresadas. El desarrollo de emprendimientos surgidos de los talleres de oficios es una tercera posibilidad para generar oportunidades reales de trabajo.

Todas las políticas públicas y acciones impulsadas por el Estado, organizaciones sociales, emprendimientos, tercer sector, empresas, sindicatos y cooperativas, resultan fundamentales para generar oportunidades reales de empleo, formación y mejora en las condiciones de vida para las mujeres que viven en situación de vulnerabilidad socioeconómica. Sobre este aspecto, María Florencia Iglesias, concluye: “Las problemáticas de género en el ámbito de la producción requieren un enfoque sistémico que articule el trabajo de esfuerzos y compromisos de todos los sectores para abordar a partir de la formación, el financiamiento y la asistencia técnica los problemas de segregación horizontal y vertical, así como las brechas salariales”.