Una startup tucumana usa drones y bombas de semillas para restaurar bosques y pastizales
Damián Rivadeneira trabajaba en una firma maderera. El año pasado creó Reforest, una startup que usa biotecnología, drones e imágenes satelitales para sembrar árboles nativos, recuperar ecosistemas y contrarrestar los efectos del cambio climático.
Gabriela Ensinck |
noviembre 2, 2023

Como licenciado en marketing y comercialización, el tucumano Damián Rivadeneira trabajó varios años en una compañía de “aprovechamiento forestal”. “Básicamente, lo que hacíamos era entrar detrás de las topadoras a los campos deforestados, y retirar los árboles y ramas que quedaban en el suelo, para aprovechar la madera. En ese tiempo pensaba que el dueño del campo tiene derecho a sembrar soja o lo que le resulte más rentable, y me consolaba pensando que de otro modo, esos árboles tumbados serían quemados, como aún ocurre en el 70% de los casos. El tema es que cada año teníamos que ir más lejos a buscar madera. Y con cada árbol caído morían animales, insectos y plantas. Llegó un punto en que ese modelo no me cerraba y me abrí”, cuenta. Así fundó Maderplak, una empresa de triple impacto que trabaja con madera de bosques implantados (y no de bosques nativos deforestados) y tiene un programa educativo que organiza charlas y capacitaciones sobre temáticas ambientales en escuelas.

A fines del año pasado quiso dar un paso más y creó Reforest Latam, una startup enfocada en “soluciones climáticas” (Climatech) que busca “aplicar ciencia y tecnología para restaurar ecosistemas a gran escala y así mitigar los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad”. Para esto, junto a su socia, la ingeniera industrial Paula Gianserra, y un equipo de científicos y tecnólogos, diseñaron un sistema que utiliza drones, imágenes satelitales, biotecnología y análisis de datos, para sembrar árboles y especies nativas en áreas deforestadas. Su modelo de negocios se basa en la prestación de servicios a empresas, ONGs y gobiernos para cumplir sus compromisos de restauración de ecosistemas.

“Nuestra tecnología combinada con la sabiduría de la naturaleza crea una sinergia única. En el laboratorio desarrollamos “I-seeds”, que son cápsulas de semillas nativas tratadas con microorganismos a las que incorporamos hongos que mejoran las condiciones de siembra. Es más que una bomba de semillas, tiene un desarrollo biotecnológico detrás. Esas I-seeds son dispersadas mediante drones en zonas de difícil acceso, y mucho más rápido que con las tecnologías convencionales”, explica Rivadeneira. “En una jornada, con 400 voluntarios, se pueden plantar 3,5 hectáreas cuando un dron puede reforestar 20 hectáreas”, compara.

“También usamos imágenes satelitales para medir la evolución de los ecosistemas en términos de biomasa y la captura de carbono estimada, con lo que el proyecto se puede financiar con bonos de carbono”, apunta.

Pensar global, actuar local

La primera prueba piloto del sistema se está haciendo en 40 hectáreas del Parque Sierra San Javier, perteneciente a la Universidad Nacional de Tucumán. “Allí se plantarán 44.000 árboles este año y el próximo tenemos pensado plantar 1.2 millones de árboles característicos de esta zona de Yungas”, comenta Rivadeneira. “Estamos testeando la tecnología con investigadores del Conicet y con los guardaparques, en parcelas testigo, con distintas especies y a distintas alturas”, destaca por su parte Gianserra.

Para llevar adelante el proyecto, Reforest cuenta con socios estratégicos como el Conicet (para el laboratorio de I+D); el INTA (con quien se está generando un banco de semillas); Efficatia, una AgTech especializada en tecnología de dispersión por drones; la Fundación Forestar, que cuenta con un vivero de especies nativas; la Universidad Nacional de Tucumán y la plataforma internacional Restor, enfocada en la medición de biomasa, evaluación y certificación de la captura de carbono.

La startup, cuyo equipo emprendedor se completa con Patricia Cerrizuela, ex directora de Endeavor, como consejera; el ingeniero forestal y doctor en Biología Ignacio Gasparri, director científico del proyecto; la biotecnóloga con un doctorado en ciencias biológicas Milena Bertani, a cargo del laboratorio; y la economista y experta en RRII Virginia Ávila; recibió varios premios y distinciones. Fue finalista del certámen NAVES, organizado por el IAE, la escuela de negocios de la Universidad Austral; ganadora del premio internacional Green Solutions Award, enfocado en el desarrollo sustentable; seleccionada para el programa ACE (Americas Competitiveness Exchange) de la OEA; y está en proceso de certificación como empresa B.

La ONU a través de la FAO estableció un objetivo mundial de restauración de un billón de hectáreas de aquí a 2030. “En Latinoamérica habría que restaurar 117 millones, y en Argentina, 19 millones de hectáreas, pero el compromiso nacional de restauración a 2030 es de apenas un millón de hectáreas, cuando solo el año pasado se perdieron unos 1,8 millones de hectáreas por incendios”, señala el creador de Reforest. “Estamos llevando a la naturaleza a un punto de quiebre. No alcanza con dejar de destruir, hay que empezar a recomponer el daño en forma urgente”, sostiene.