¡Hola! De acuerdo con el INDEC, la desocupación continúa afectando más a los segmentos más jóvenes de la población. El 13,6% de las mujeres de entre 14 y 29 años no tienen empleo. La cifra para varones del mismo grupo etario es 12,6%. Hoy en Argentina hay 900.000 personas sin ocupación que buscan trabajo activamente y están disponibles para trabajar. Frente a este contexto, organizaciones de la sociedad civil llevan adelante programas para acompañar a la comunidad en el proceso de búsqueda laboral o emprendedurismo.
Organizaciones de la sociedad civil con propuestas para mejorar la empleabilidad
Fundación Compromiso es una organización que nació con la misión de ayudar a potenciar el impacto de los proyectos sociales en Argentina y la región. Esta organización cuenta entre sus propuestas con el programa Potrero Digital, una red de centros de aprendizajes de oficios digitales orientada a la generación de empleo y la obtención de trabajo en la economía digital. Desde 2018, esta iniciativa tiene como objetivo formar y capacitar en habilidades IT a jóvenes mayores de 16 años con barreras socioeconómicas, enseñándoles oficios digitales altamente demandados por la industria y colaborando en el vínculo con empresas para su inserción laboral.
Se dictan capacitaciones de tres especializaciones altamente demandadas por la industria: Programación Web – Front End Development, Gestión de contenidos en redes sociales (Community Manager) y Asistente de Ventas en Comercio Electrónico. “Con el tiempo nos dimos cuenta que no alcanzaba con las capacitaciones técnicas. Por eso, empezamos a capacitar en habilidades blandas, que son muy importantes para el ámbito laboral. Este tipo de habilidades, como por ejemplo liderazgo, proactividad o compañerismo son un diferencial a la hora de elegir talentos”, expresan desde la organización.
Otro modelo es el de Fundación Progresar. Fundada hace más de 20 años por Carolina Perotti, la organización trabaja dando apoyo a familias de barrios vulnerables de los partidos de Pilar y Escobar en la Provincia de Buenos Aires. Allí, se lleva adelante un modelo programático que fortalece a familias en situación de vulnerabilidad, promoviendo capacidades para la generación de un ingreso económico digno, la educación de calidad, la crianza con respeto y el acceso a la formación profesional, para tener una mejor calidad de vida.
Un programa de Fundación Progresar es Préstamos para Crecer, que otorga microcréditos para emprender, acompañando a las familias con capacitaciones para la concreción de su idea de negocio y su autonomía económica. Los emprendedores hacen devoluciones periódicas del capital semilla inicial y con eso la Fundación alcanza a otras familias interesadas en el programa, manteniendo así los ciclos de ayuda. Los pequeños negocios mejoran el acceso a productos o servicios en los barrios vulnerables y también les permiten reivindicar otros derechos fundamentales. 200 familias participaron del programa.
“Tenemos una tasa de éxito del 87% en los emprendimientos y los emprendedores que participan del programa transforman las realidades de los barrios. Se empieza a generar más oferta y demanda dentro de la misma comunidad y así se impacta en el tejido social”, cuenta Adriana Barrera Alba, directora ejecutiva de Fundación Progresar.
Enrique ingresó en el año 2007 al programa Préstamos para Crecer. Intentó por varios medios crear un emprendimiento que fuera la fuente de un ingreso económico para él y su familia de cinco. Hace once años que lleva adelante su kiosco. Ahora él acompaña desde su experiencia a otros emprendedores que aspiran lograr lo mismo.
La intención de Fundación Oficios es promover la inserción sociolaboral de los sectores de la comunidad de menores recursos, a través de procesos educativos y formativos. La organización se creó en 2006 a partir de la iniciativa de un grupo de empresas.
En sus sedes y programas, Oficios dicta capacitaciones de electricidad, gas, plomería, energías renovables, reparación de aire acondicionado y costura, entre otras. Los cursos son gratuitos, anuales o cuatrimestrales y otorgan una certificación oficial: un título técnico en oficios, avalado por el Instituto Provincial de Formación Laboral.
“En la fundación ayudamos a que la gente genere una identidad y acceda a puestos de trabajo cuando antes no podía acceder. Unas 800 personas por año se acercan a la fundación. La tasa de egreso ronda el 70%”, cuenta Sergio Moreno, director de Fundación Oficios.
Otra iniciativa en esta línea la lleva adelante Cruz Roja Argentina. Durante la pandemia por COVID-19, la organización humanitaria buscó fortalecer la empleabilidad de las comunidades a través del programa Medios de Vida. En este marco, la organización planteó tres líneas de trabajo: recuperación de los medios de vida para que las personas puedan reiniciar sus actividades; protección y fortalecimiento de los medios de vida habituales, a través de trayectos de formación con el fin de fortalecer su empleabilidad; y diversificación y creación de medios de vida alternativos para que los hogares no dependan de una única fuente de ingreso.
Para ello, Cruz Roja Argentina lleva adelante distintas actividades y talleres de oficios como panadería, herrería, carpintería, cocina, entre otros, para promover la inserción laboral de las personas. Hoy la organización lleva capacitada más de 17.000 personas en 43 puntos distintos del país.
“El desempleo en el país es una de las principales dimensiones que atraviesa la situación de pobreza. Por eso, Cruz Roja Argentina busca atender no solamente las necesidades de empleabilidad, sino también de emprendedurismo. Desarrollamos un itinerario laboral, donde, en primer lugar, se busca rescatar las capacidades y habilidades que tienen tanto las personas como las comunidades. Muchas veces en la entrevista, les preguntamos que saben hacer y nos dicen que no saben hacer nada. Entonces los ayudamos a pensar en sus habilidades cotidianas. Luego, los acompañamos para que esa capacidad pueda ser un medio de vida a través de cuatro talleres de habilidades blandas y duras”, explica Rodrigo Cuba, subsecretario de Desarrollo Humano de Cruz Roja Argentina.
Alexander tiene 20 años y decidió pasar por la propuesta de Cruz Roja Argentina para emprender. “Durante la pandemia, empecé a ver videos de Youtube para aprender a cortarme el pelo. Ahí me di cuenta que era algo que me gustaba. Tenía una máquina en mi casa y con eso empecé a trabajar en el barrio. Mi sueño es tener mi propio local”, expresa el joven de Villa Itatí.
Pata Pila, la organización que busca erradicar la desnutrición
En la provincia de Salta residen aproximadamente 500 comunidades indígenas que pertenecen a más de 14 pueblos originarios y que viven en condiciones de pobreza estructural y discriminación, con fuertes restricciones en el acceso al sistema de salud y a servicios básicos como el agua potable. La situación es especialmente preocupante en Rivadavia, Orán y San Martín, ubicados en el norte de la Provincia. Al menos 7.543 niñas y niños de entre 0 y 5 años que residen allí se encuentran en estado de riesgo nutricional.
De acuerdo con el Ministerio de Salud Pública, solamente en los primeros tres meses de 2022, fallecieron 45 niñas y niños por desnutrición y/o deshidratación. Este dato se suma a la cifra de al menos 108 niñas y niños fallecidos en 2020 y 64 en los primeros 6 meses del 2021.
El domingo fue el Día Mundial de la Nutrición y en ese marco quería contar sobre el trabajo de Pata Pila, una organización que implementa programas para proteger la primera infancia, combatir la desnutrición, empoderar a las mujeres, fortalecer la economía social e integrar a las familias al sistema público-privado, trabajando activamente en la restitución del derecho a la salud, la identidad, la vivienda digna y el acceso al agua potable.
El Programa de Atención y Prevención de la Desnutrición cuenta con un servicio de atención interdisciplinaria en nutrición, estimulación temprana, jardín de infantes, pediatría y asistencia social para niños y niñas, así como capacitaciones de educación para la salud para sus madres. La organización cuenta con cinco centros en Salta con la infraestructura necesaria, para brindar toda la atención y contención profesional.
TECHO es la primera organización social de Argentina en implementar la reducción de la jornada laboral
Desde hace ocho meses la organización desarrolla una prueba piloto que implica una nueva dinámica laboral, la cual busca priorizar el bienestar y descanso de las personas a la vez que mejora los procesos de trabajo y el cumplimiento de objetivos. La propuesta establece los días lunes como no laborables, sin modificaciones en otros aspectos de contratación y con participación voluntaria de sus colaboradores y colaboradoras.
“A partir de la pandemia se pusieron en evidencia distintos desafíos en el mundo del trabajo, en donde se observa un crecimiento en el uso de las tecnologías con el trabajo a distancia y desde distintos puntos del país, así como una revalorización del tiempo libre. Como organización social que no es ajena a esto, comenzamos a repensar nuestras dinámicas laborales y cómo impactan en la vida de las personas”, sostuvo Maximiliano Muñoz, Coordinador Nacional de Personas de TECHO Argentina.
Luego de indagar en los aspectos legales, administrativos y laborales y consultar con especialistas externos, la organización dio inicio a la prueba piloto en septiembre de 2022. Respecto de la implementación, Muñoz agregó: “A partir de este proceso surgió la posibilidad de innovar. Como organización que trabaja en todo el país con presencia permanente en territorio y por objetivos, entendimos que este beneficio podría tener un impacto positivo en el bienestar de las personas”.
Actualmente, participan 62 personas que representan el 87,3% del equipo contratado objetivo de la prueba, con un rango de edad de entre 20 a 36 años y residentes de distintas partes del país (Buenos Aires, Neuquén, Río Negro, Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán, Salta, Corrientes, Chaco y Misiones). La prueba se extenderá hasta febrero de 2024, para alcanzar un período anual completo de testeo que permita comprender la adaptación de esta dinámica a la operación de TECHO. En dicha fecha, se tomará una decisión definitiva respecto a la dinámica laboral.
El avance del ecosistema Fintech en la región
La Alianza Fintech Iberoamérica publicó su primer informe sobre el sector. Cerca del 26% de las Fintechs fueron fundadas en Iberoamérica; es decir, que al menos 1 de cada 4 empresas en el mundo pertenece a esta región.
En el informe se incluye una entrevista a Diego Herrera, Especialista Líder de Mercados Financieros del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Al ser consultado por su percepción sobre el sector Fintech a nivel regional dijo: “La percepción es la de un ecosistema en plena consolidación en la mayoría de las jurisdicciones de América Latina y el Caribe. La región ha crecido un 112% en relación con 2018. Así, por ejemplo, pasó de contar con 1.166 plataformas a 2.482 en un lapso de poco más de tres años. Sin embargo, el número de plataformas se concentra fundamentalmente en los países con las economías más grandes de la región: Brasil (31% del total), seguido por México (21%), Colombia (11%), Argentina (11%) y Chile (7%). Hay un gran trabajo por hacer en jurisdicciones más pequeñas”.
Sobre la inclusión financiera, el referente mencionó: “Primero, de acuerdo con nuestros estudios conjuntos con la Universidad de Cambridge, la región alcanzó US$5.270 millones en originaciones crowdfunding para 2020, siendo las finanzas empresariales el 86% de lo generado. La relevancia de los resultados es alta, dado que la brecha de financiamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) en nuestra región alcanza el 30% del PIB regional. Adicionalmente, tomamos una muestra de casi 550 mipymes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y México, que usaban Fintechs para financiarse. Con un valor medio de crédito de US$3.917, el 67% de las firmas utilizaron los recursos obtenidos en plataformas de crowdfunding para capital de trabajo, mientras que el 9,3% lo utilizó para compra de activos, el 9,3% para refinanciamiento y el 9% para expansión de negocio”.
Cómo se adaptan las empresas argentinas a la demanda social y ambiental
Hay una nueva realidad de mayor conciencia social y ambiental de la ciudadanía que se expresa al momento de decidir sus consumos. Estos consumidores conscientes priorizan realizar sus compras a empresas que devuelven a la sociedad, aunque tengan que pagar extra por esos productos. La Generación Z es la más preocupada por la sostenibilidad y son quienes están comenzando a trabajar para que haya mayor conciencia en los consumidores de todas las edades. Esta tendencia exige productos y servicios con mayor trazabilidad social y ambiental. “No alcanza que las empresas desarrollen reportes de sustentabilidad o acciones sustentables, hoy es necesario trasladar la experiencia al consumidor al momento de abrir un paquete o destapar una bebida”, expresa Carolina Ulla, directora de la Licenciatura de Ambiente y Energías Renovables de Universidad Siglo 21.
El sector privado puede entrar a la sostenibilidad desde la convicción con un fuerte compromiso al triple impacto o, por obligación, a través de exigencias externas. “Las empresas se están adaptando a las demandas externas por diversos factores, pero cuando la variable financiera ingresa a la sostenibilidad es cuando comienza a tomar fuerza y a convertirse en política interna, desplegando presupuesto y acciones. En los últimos años cobraron gran relevancia los riesgos ESG (environmental, social and governance)”, explica Ulla. La Generación Z prefiere la calidad antes que la cantidad. “Esta tendencia interpela a las empresas y las motiva a modificar los insumos y materiales que utilizan, el tipo de energía que consumen y la huella de carbono que generan”, agrega Ulla.
Lee casos concretos de adaptación en esta nota de Forbes.
Reflejos de la desigualdad: una campaña que busca desarmar discursos individualistas del éxito
Reflejos de la desigualdad” es una campaña, desarrollada por Grow- género y trabajo, que busca desarmar discursos individualistas del éxito y hacer visible lo que muchas veces se pierde de vista. América Latina es la región más desigual del planeta, factores como el género, la pertenencia étnica, la edad, el nivel socioeconómico, entre otros, representan elementos clave para el desarrollo de las personas.
En la región, la mitad de las mujeres en edad de trabajar no son económicamente activas. Ellas a su vez concentran el 75% del tiempo dedicado a las tareas del cuidado lo que las limita en su rol productivo.
“Las mujeres ocupan solamente el 32% del empleo total del sector privado, cifra que no se mueve desde hace más de 20 años y el 15% de los cargos directivos. Sin embargo, seguimos escuchando frases como “el que quiere llega” o “acá no discriminamos a nadie, contratamos en base a las capacidades” que demuestran una incomprensión de las barreras que algunas personas enfrentan para acceder al mercado de trabajo” afirma Carolina Villanueva, referente de Grow- género y trabajo.
Lee el informe completo acá.
Hasta aquí llegamos hoy. Los leo en [email protected]
Hasta el martes,
Flor.